Los servicios de salud y toda su cadena de valor implicada (industrias: farmacéutica, química, biotecnológica), son necesarios para mantener y mejorar el bienestar del ser humano. No obstante, el desarrollo de estos servicios está muy interconectado con actividades industriales que contaminan aire, agua y suelo. A día de hoy se ha cuantificado que el sector sanitario contribuye con un 4–5% al total de los problemas medioambientales (Lenzen et al., 2020, Tennison et al., 2021).

El sector healthcare utiliza una gran cantidad de bienes y servicios que consumen enormes cantidades de energía para su producción y fabricación como productos farmacéuticos y equipos médicos. Se ha cuantificado que en 2019 el 62% de la huella de carbono emitida por el sector healthcare en UK provenía de la cadena de suministros (equipamiento médico, productos farmacéuticos y químicos…) (Tennison et al., 2021).

Al ser un sector socioeconómicamente muy importante, su impacto medioambiental ha recibido una menor atención hasta el momento. (Artículo completo: https://bit.ly/3CoQLAD)

Problemas detectados a nivel de usuario:

Compradores: equipamiento de laboratorio y médico es realmente caro y difícil de conseguir a un precio asequible. Esto supone una fricción para pymes, startups y clínicas. 

Vendedores: equipamiento que no se utiliza y que tiene vida útil es difícil de vender, esto implica unos costes de almacenamiento, limpieza, inventario etc. 

Fricción medioambiental: equipamiento de laboratorio de sectores involucrados en I+D+I (Biotecnológico, Químico, Farmacéutico, Salud) trabajan con un modelo de producción lineal: fabricar, utilizar y tirar.